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Este histórico lema de los caballeros templarios, impuesto a la Orden por su primer padre espiritual, San Bernardo de Claraval, sintetiza en unas pocas palabras el ideal y el propósito de su existencia.

 

Los primeros hermanos no vivían y luchaban por interés personal, sino por un concepto, el establecimiento de la sociedad cristiana, una civilización dedicada a la gloria de Dios.

 

Hoy, como antaño, una persona que sienta su espiritualidad al igual que un caballero templario de siglos atrás, entiende que hay un Dios, una vida creada por Él, una verdad eterna y un propósito divino. En consecuencia, esta implícito que la verdadera existencia y las bases históricas de la Orden tienen por objeto:

 

  • Luchar contra el materialismo, la impiedad y la tiranía en el mundo.

  • Defender la santidad del individuo.

  • Afirmar la base espiritual de la existencia humana.

 

El Temple apoya la libertad de expresión y de conciencia, así como medidas positivas para erradicar la pobreza y la injusticia que amenazan la paz del mundo.

 

Cruz Celdrán López.
Gran Priora de la OSMTJ y Legada General Magistral para España

NON NOBIS DOMINE, SED NOMINI TUO DA GLORIAM

Requisitos para formar parte de la Orden del Temple

La Orden del Temple fue suspendida en su momento por un Papa débil y un rey francés prepotente, ambicioso y felón. A lo largo de los siglos muchos ciudadanos de bien han mantenido vivo el espíritu templario en defensa de los valores de la verdad, de la justicia, de la libertad, de la Iglesia y de la cristiandad. En la actualidad unos 20.000 templarios a lo ancho del mundo, presididos por el LXI Gran Maestre y Príncipe Regente mantienen vivos los valores de la Orden medieval. En España lo hacen bajo el estandarte de la Orden Soberana del Temple de Jerusalén, debidamente inscrita como asociación en el Ministerio del Interior. 

Los requisitos actuales para ser templario son:

1. Ser cristiano bautizado.
2. Mayor de edad.
3. Historial penal impoluto (certificado de penales)
4. Compartir los valores fundacionales del Cristianismo, especialmente la defensa del débil, del oprimido, de la libertad y de la justicia.
5. Profesar el Cristianismo y renunciar de forma expresa y escrita a todo género de masonería por ser contraria a aquél. 

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