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La Virgen de la Soledad, Comendadora de Honor de la Orden del Temple.

En la iglesia del convento de las clarisas de Villarrubia de los Ojos,  y en presencia de las autoridades civiles y religiosas de la localidad, tuvo lugar el acto de entrega de los documentos que acreditan la Encomienda de Honor concedida a la Real Hermandad de la Soledad. En una solemne eucaristía, en la que el magnífico coro y rondalla locales interpretaron la misa manchega, con la iglesia a rebosar de fieles y cofrades de la Hermandad y en presencia de un nutrido grupo de Freires y Damas del Temple, se procedió primero a la aceptación del madrinazgo de la Hermandad por parte de la Orden y posteriormente a la concesión de la Encomienda de Honor, cuya venera lucirá la imagen de la soledad en la procesión del Viernes Santo 2018 según anunció su Presidente D. Jesús Manuel Planas. Fueron actos de un gran sentimiento religioso y cívico, que comenzaron a vivirse con la procesión de San Cristóbal que recorrió el sábado las calles de la localidad, y en la que ya los templarios acompañaron al Santo mezclados con la gente de Villarrubia. La Gran Priora de España agradeció a la Hermandad y al pueblo de Villarrubia, en la persona de su Alcaldesa, el honor del madrinazgo y la cordial acogida que prestaron a los miembros de la Orden presentes en el acto.


¿Cómo surgió en Villarrubia de los Ojos, la Comunidad de Religiosas Clarisas de Ntra. Sra. de la Soledad ? Trataré de describirlo a grandes rasgos.

Allá por el año 1564, fue fundado en Alcázar de San Juan un Monasterio franciscano del que tomaron posesión Religiosas de Sta. Clara, las que en observancia de su Regla siguieron su vida.

Por tanto, la Abadesa de Alcázar de San Juan y las otras dos Hermanas, al tener que abandonar el Convento fueron acogidas en el de las Carmelitas Descalzas de Malagón en el que gracias a la fraternal comprensión y excelente acogida pudieron seguir con normalidad y con una total independencia sus propias reglas y Constituciones de Hijas de Sta. Clara.



Por los años 1882 al 1884, Madre Sacramento, o sea, la Abadesa del extinguido Convento, tiene noticia de que en Villarrubia un piadoso señor vecino de la misma Villa, llamado D: Bernardo Jerez Moraleda, comenzó las obras de construcción (sobre las ruinas de una pequeña ermita) de una iglesia destinada a Ntra. Sra. de la Soledad, título que tenía la derruida ermita. Mas pensando él, que construida, bendecida y abierta al culto público podría unírsele una casa y huerto de su propiedad destinado a un Convento de Religiosas, se puso al habla con M. Sacramento en Malagón y pronto llegaron a un total y común acuerdo, cediendo D. Bernardo sus propiedades anexas a la nueva iglesia, que unido a los recursos económicos pertenecientes a la extinguida Comunidad, podrían resolver la supervivencia de la nueva fundación en proyecto. Pero llega el año 1836 con la ley de desamortización de Mendizabal, con la cual se cerraron tres Conventos de dicha Ciudad: el de San Francisco, la Trinidad y San José, respetando por cierto privilegio éste de Sta. Clara; permaneciendo así sin molestarlas hasta el año 1868, al ser suprimido también por orden ministerial al triunfar el liberalismo y ser destronada la Reina Isabel II. El Ayuntamiento lo cedió al Ministerio de la Guerra para Cuartel, viéndose obligadas a abandonarlo las tres únicas monjas que quedaban.


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